TRABAJO EN CURSO




Mis calcetines, en general, apestan, circunstancia que no suele pasar inadvertida a nadie. Sin embargo, ese mal olor que los caracteriza se debe a la presencia en ellos de complejos compuestos orgánicos aromáticos. Y he aquí que dichos compuestos dieron lugar un buen día, en virtud del más puro azar, a una nueva forma de inteligencia. Compartía con nosotros un sólo rasgo: su inteligencia era tan apestosa como, a juzgar por como la tratamos, nos parece a nosotros los humanos. Pero por otro lado todo su ecosistema se reducía a los propios calcetines y no compartía con nosotros ningún rasgo tribal. Sin jerarquía, sin necesidad de reproducirse, sin necesidad de alimentarse, sin sociedad alguna, una inteligencia pura como ésta rápidamente desarrolló el viaje interplanetario primero, y el interestelar después. Y consciente del tortuoso colapso que se avecina emprendió viaje por los infinitos espacios del universo mientras nosotros seguimos tratando de sacar algo de tiempo, entre tantos asuntos fundamentales, para solucionar nuestros problemillas. En fin, muy Douglas Adams todo.

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